Autoestima en niños
El articulo siguiente me llegó bastante, mi pregunta siempre es porqué se dejan influenciar los jóvenes, qué les falta? actualmente tratamos de dar TODO para desarrollar la potencia que tienen.
Sentido de identidad o autoconcepto.
Si el niño ha sido tratado con afecto y como alguien importante, si se le ha respetado, si se le ha ayudado a darse cuenta de sus habilidades y si los padres le han dedicado la necesaria atención, su auto-concepto será básicamente positivo. Se sentirá importante en el ámbito familiar y escolar primero y en la vida después, y sus estrategias vivenciales se fundarán sobre estas bases. Una suficiente autoestima constituye una especie de vacuna contra el impacto de las adversidades. Habrá momentos altos y bajos en nuestra vida, pero estaremos siempre en disposición de asumir los altos y desactivar los bajos, cuando sea necesario.
Características de niños con autoconcepto limitado
• Exceso de deseo de complacer a los demás. El mecanismo de supervivencia le lleva a supeditar sus intereses a los de los demás para evitar posibles dificultades y sufrimientos.
• Se siente incómodo con su apariencia física. Se le ha acostumbrado a considerar la estética como un elemento importante y recuerda posibles comentarios negativos que haya recibido al respecto. Esto lo lleva a sobre-valorar negativamente cualquier defecto e imperfección física que tenga.
• Se siente incómodo aceptando cumplidos: niega o rebaja su importancia. Le han enseñado a dar muestra de modestia, ya que ha asumido que no está bien ser engreído y confunde el autoaprecio con el egocentrismo.
• Tiene dificultad para expresar sentimientos o emociones, responde de esta forma a la continua invalidación de sus sentimientos desde la infancia: no hay que llorar, tener miedo, mostrar debilidad, etc.
Posibles Medidas de Actuación para Fomentar el Autoconcepto de los hijos.
Los padres tienen que aprender a no condicionar su cariño para sus hijos. La actuación de estos es parte de un proceso de educación y crecimiento y no tiene que interferir el amor mutuo.
Si los niños perciben este amor incondicional, se sienten seguros y pierden la ansiedad debida al miedo de no valer lo suficiente. Esto les permite entrar en una dinámica de comportamiento basada en la convicción de que, no obstante todo lo que pase, es querido y apreciado como hijo y persona.
• Tomarse el tiempo de escuchar a los niños, es importante intentar comprender lo que quieren decir con su lenguaje verbal y no verbal sin la interferencia de preconceptos o desconfianza.
• Reconocerle al niño su valía e importancia y darle refuerzos continuos para realzar su autoconcepto y su confianza en sí mismo. Lo ideal es hacerlo con relación a acciones específicas.
• Hacer que el niño reconozca desde los resultados que ha conseguido, cuáles son sus habilidades y se convenza de que puede, sabe, es capaz y lo que merece la pena.
• Aprovechar todas las oportunidades para poner de relieve que el niño, por el simple hecho de ser un ser humano, está en desarrollo continuo, está en el camino que ha escogido y puede modificarlo si lo desea.
• Acordarse de fechas importantes como cumpleaños o aniversarios de acontecimientos importantes para él. Citar cuando proceda, algo que el niño haya dicho y no dejar pasar desapercibidas las acciones buenas que haya realizado.
• Organizar el propio programa diario de manera que sea posible dedicar a cada niño unos minutos en exclusiva, cuanto más, mejor.
• Hacer que el niño vaya reflexionando sobre sí mismo, sus características y sus posibilidades como persona. Es muy importante desactivar el miedo a buscarse y a conocerse. La claridad sobre sí mismo, es lo más efectivo.
• Acostumbrarse a no etiquetar al niño. En lugar de <> hay que acostumbrarse a describir el comportamiento, sin identificarlo con el niño como persona”. “Es un niño realizando un acto malo. La conducta se puede juzgar, corregir y nos sirve como aprendizaje.
• Utilizar las alabanzas con el mayor número de detalles posibles y enfocarlas desde el espacio positivo y constructivo.
• Utilizar la escucha activa, sin enjuiciar, pidiendo aclaraciones, parafraseando y siendo empático.
• No decirle al niño específicamente lo que debe hacer a menos que él lo pida. Intentar que descubra las posibles soluciones a cualquier problema.
• Aceptar lo que el niño piensa y opina sin decirle cómo hacerlo. Entablar diálogo para permitir que él decida su futura actuación, desde la confianza en sí mismo.
• Demostrar simpatía con frases como <>, <>. Estas frases sirven para que se sienta escuchado y comprendido, así como para validar sus sentimientos y emociones.
• Enseñar al niño palabras que simbolicen sus sentimientos para que le sea más fácil expresarlos.
• Hacer juegos con el niño, ejecutar trabajos y en general dejar que él mismo participe en la decisión sobre la forma de pasar el tiempo juntos.
Si los niños perciben este amor incondicional, se sienten seguros y pierden la ansiedad debida al miedo de no valer lo suficiente. Esto les permite entrar en una dinámica de comportamiento basada en la convicción de que, no obstante todo lo que pase, es querido y apreciado como hijo y persona.
• Tomarse el tiempo de escuchar a los niños, es importante intentar comprender lo que quieren decir con su lenguaje verbal y no verbal sin la interferencia de preconceptos o desconfianza.
• Reconocerle al niño su valía e importancia y darle refuerzos continuos para realzar su autoconcepto y su confianza en sí mismo. Lo ideal es hacerlo con relación a acciones específicas.
• Hacer que el niño reconozca desde los resultados que ha conseguido, cuáles son sus habilidades y se convenza de que puede, sabe, es capaz y lo que merece la pena.
• Aprovechar todas las oportunidades para poner de relieve que el niño, por el simple hecho de ser un ser humano, está en desarrollo continuo, está en el camino que ha escogido y puede modificarlo si lo desea.
• Acordarse de fechas importantes como cumpleaños o aniversarios de acontecimientos importantes para él. Citar cuando proceda, algo que el niño haya dicho y no dejar pasar desapercibidas las acciones buenas que haya realizado.
• Organizar el propio programa diario de manera que sea posible dedicar a cada niño unos minutos en exclusiva, cuanto más, mejor.
• Hacer que el niño vaya reflexionando sobre sí mismo, sus características y sus posibilidades como persona. Es muy importante desactivar el miedo a buscarse y a conocerse. La claridad sobre sí mismo, es lo más efectivo.
• Acostumbrarse a no etiquetar al niño. En lugar de <
• Utilizar las alabanzas con el mayor número de detalles posibles y enfocarlas desde el espacio positivo y constructivo.
• Utilizar la escucha activa, sin enjuiciar, pidiendo aclaraciones, parafraseando y siendo empático.
• No decirle al niño específicamente lo que debe hacer a menos que él lo pida. Intentar que descubra las posibles soluciones a cualquier problema.
• Aceptar lo que el niño piensa y opina sin decirle cómo hacerlo. Entablar diálogo para permitir que él decida su futura actuación, desde la confianza en sí mismo.
• Demostrar simpatía con frases como <
• Enseñar al niño palabras que simbolicen sus sentimientos para que le sea más fácil expresarlos.
• Hacer juegos con el niño, ejecutar trabajos y en general dejar que él mismo participe en la decisión sobre la forma de pasar el tiempo juntos.