En casa, reacomodandonos.

Sarita, ha cambiado mucho. Pero siempre tierna y alegre. En este tiempo nos ayudó a estar mas cerca. Empezamos a compartir momentos únicos de la edad. Me siento agradecida con Dios, porque  de alguna forma, me.dio la oportunidad de vivir desde el origen. Alimentando nuestra pequeña comunidad que es la familia. 

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